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El permanente recordatorio de la heterogeneidad en el mundo del trabajo
Las características del mundo del trabajo uruguayo evidencian la heterogeneidad que lo define tanto en términos de la diversidad de actividades productivas y estrategias empresariales como respecto a la situación en la cual se encuentran los trabajadores en términos de posibilidades, recursos, intenciones, entre otros.
Múltiples desafíos atraviesan hoy al mundo del trabajo en Uruguay. Quizás el más notorio sea el vinculado al cambio tecnológico y su relación con una nueva naturaleza y forma del trabajo, conocidas como “nuevas formas de trabajar”. Pero existen muchos otros, y algunos están presentes desde hace décadas asumiéndose como características estructurales, que se relacionan a desigualdades ya instaladas en la sociedad que el mercado de trabajo no hace más que evidenciar.
Estas desigualdades volvieron a hacerse evidente a la semana de declarada la emergencia sanitaria en 2020. En aquel momento, el Monitor Trabajo de Equipos Consultores permitió conocer cuál era la situación de los y las trabajadoras en esos primeros días y los resultados fueron contundentes. Los y las trabajadoras de menores niveles educativos se encontraban en peores condiciones en términos de la seguridad en el empleo, en las condiciones de cuidado sanitario, y, sobre todo, en las posibilidades de seguir trabajando o de poder sostenerse en caso de no poder hacerlo.
Las diferencian en las características estructurales pueden observarse tanto en aspectos que suelen llamarse “objetivos” como el salario o las horas trabajadas, pero también están presentes en aspectos más amplios que no suelen ser medidos o tenidos en cuenta, como por ejemplo la autopercepción de la empleabilidad, posibilidades de capacitación, tipo de tareas, satisfacción con el trabajo, bienestar emocional, entre otras.
A la luz de los cambios acelerados que se están registrando en el mundo del trabajo, con la incorporación “masiva” de la inteligencia artificial al proceso productivo resulta vital volver sobre algunas situaciones que, aunque sabidas, no dejan de llamar la atención, tomando como insumo algunos datos provenientes del Monitor Trabajo de Equipos Consultores 2022 y 2023.
Personas trabajadoras hay muchas, en actividades y roles diversos. Es recomendable volver permanentemente a la idea de heterogeneidad para no evaluar siempre desde el concepto de trabajador referencial que por lo general es el que suele predominar en el imaginario actual asociado a los sectores de punta de la economía. Distintas son las posibilidades, las exigencias y la capacidad de dar respuesta a los nuevos requerimientos del mundo laboral por parte de las personas trabajadoras, y por supuesto también de las organizaciones laborales de los distintos sectores. Conviene atender estas diferencias para adelantarse a las consecuencias sociales de los cambios que se están produciendo de forma cada vez más acelerada.
En lo que sigue se pone el foco en una serie de indicadores analizados según el nivel educativo de las personas trabajadoras con el objetivo de mostrar parte de esta heterogeneidad en el mundo del trabajo uruguayo. Dicha heterogeneidad devela la existencia de brechas relevantes que generan pérdidas de bienestar individual y social para grandes sectores de la sociedad.
Algunas diferencias en el mundo del trabajo uruguayo
Los indicadores seleccionados están orientados a medir empleabilidad, seguridad del empleo, satisfacción con el trabajo, capacitación laboral, malestar físico y emocional, acción colectiva, y presentan diferencias significativas entre las personas trabajadoras según nivel educativo.
Una primera diferencia, tiene que ver con el tipo de tarea que realizan las personas trabajadoras. Esto es importante, porque se acerca al vínculo potencial con la actividad del trabajo, que la convierte en más o menos rutinaria o creativa. Indirectamente es un indicador de las posibilidades de transformación, si se entiende que el trabajo puede tener que ver con la transformación de la materia, pero también con la transformación del sí mismo cuando se trabaja, en particular cuando permite la expresión de las personas sea incorporando creatividad o innovación al producto de su trabajo. Afirmación que buena parte de las personas trabajadoras comparten y que la retórica de la gestión trae siempre a colación cada vez que refiere al desarrollo de los y las trabajadoras.
Este primer indicador presenta una situación de heterogeneidad en lo que respecta al conjunto de los ocupados, donde más de la mitad dice realizar tareas manuales, fundamentalmente rutinarias. La concentración de los trabajadores de niveles educativos más bajos es clara, más del 70% de ellos realizan este tipo de actividad frente a un 23% de trabajadores con formación terciaria que mencionan realizar actividades manuales rutinarias. Este indicador plantea un estado de situación, ya advertido por algunos estudios que se han orientado a investigar las consecuencias de la incorporación del cambio tecnológico, en particular los procesos de automatización, aspecto sobre el cual vuelve a llamar la atención la incorporación de herramientas de inteligencia artificial que se han extendido más recientemente como por ejemplo el CHAT GPT que podría tener la potencialidad de alcanzar también a quienes realizan tareas intelectuales.
La capacitación para el trabajo es otro de los temas centrales del mundo laboral actual, y existe un claro debate acerca de su necesidad frente al acelerado cambio tecnológico y la diversidad de competencias demandadas en los distintos oficios y profesiones. Más allá de quien sea el financiador (lo cual es importante dado que la financiación de los cursos puede ser una barrera para la misma, aunque no la única), se observan diferencias entre las personas trabajadoras respecto al acceso a la misma. Un 20% de todas las personas trabajadoras dicen haber participado de alguna instancia de capacitación en los últimos 6 meses, proporción bastante más alta en el caso de quienes tienen un nivel educativo terciario. Por supuesto que esto puede encubrir cierta tendencia de las personas trabajadoras más educadas a realizar capacitaciones, pero es importante tener presente la diferencia con el resto y en particular con los de nivel educativo más bajo, de quienes el 11% ha participado de un curso en los últimos seis meses.
Las diferencias también se sienten en el cuerpo, y en las emociones experimentadas. Si bien en todos los segmentos de trabajadores existe una proporción significativa que declara haber experimentado algún tipo de dolor físico en las últimas dos semanas que asocia a la actividad de trabajo, en el caso de los trabajadores de nivel educativo bajo este indicador alcanza el 34%, ubicándose como el segmento más afectado por esta problemática.
La experiencia de emociones negativas como la soledad y la tristeza es mayor en el caso de trabajadores de niveles educativos más bajos. Una de cada cuatro personas trabajadoras de ciclo básico o primaria se ha sentido sola o triste en la última semana. En el resto de los segmentos se constata una incidencia menor de estas emociones negativas, registrándose una diferencia de más de 10 puntos porcentuales con respecto a quienes tienen el nivel educativo más bajo.
En el indicador de satisfacción con el trabajo también se pueden apreciar diferencias según nivel educativo. En este indicador alrededor del 80% de las personas ocupadas se encuentran satisfechas con su trabajo, y de ellas un 25% dice estar muy satisfecha. Se trata de un indicador que suele ser tomado como una medida de bienestar laboral subjetivo. Estudios anteriores realizados por Equipos Consultores muestran que la satisfacción está determinada por el sentido y utilidad del trabajo que se hace y por el respeto que socialmente se tiene a la actividad. Con claridad, las personas trabajadoras de niveles educativos más bajos están menos satisfechas que el resto: entre las personas con educación terciaria el 40% menciona estar muy satisfecho mientras que entre las personas con ciclo básico o primaria apenas el 17% se reconoce muy satisfecho. Estos resultados no resultan llamativos si se considera lo anterior, y que las personas más educadas se desempeñan en actividades o sectores que por lo general, tienden a ser destinatarios de una mayor estima social (salud, educación, tics, entre otros).
En línea con esto, conviene también tener presente que las preocupaciones vinculadas a la pérdida del empleo actual, así como las posibilidades de acceder a un buen trabajo. El indicador de preocupación por perder el empleo muestra la inestabilidad laboral en la que las personas de menores niveles educativos están instaladas. Es bastante elocuente la diferencia que existe en términos de estar “muy preocupado” cuanto menor es el nivel educativo. Algo más de la mitad de las personas con ciclo básico o primaria manifiestan preocupación por perder su empleo, frente a un porcentaje también alto de personas con nivel educativo de bachillerato (41%) y apenas un 23% con esta preocupación entre las personas con educación terciaria. Además, en este último grupo un 30% dice no estar nada preocupado por perder su empleo.
En suma, mayor dolor físico, menores niveles de satisfacción y mayor preocupación de pérdida del empleo van configurando un panorama laboral que en términos de vivencia subjetiva no pareciera ser la más gratificante en términos comparados.
En línea con esto, conviene también tener presente que las preocupaciones vinculadas a la pérdida del empleo actual, así como las posibilidades de acceder a un buen trabajo. El indicador de preocupación por perder el empleo muestra la inestabilidad laboral en la que las personas de menores niveles educativos están instaladas. Es bastante elocuente la diferencia que existe en términos de estar “muy preocupado” cuanto menor es el nivel educativo. Algo más de la mitad de las personas con ciclo básico o primaria manifiestan preocupación por perder su empleo, frente a un porcentaje también alto de personas con nivel educativo de bachillerato (41%) y apenas un 23% con esta preocupación entre las personas con educación terciaria. Además, en este último grupo un 30% dice no estar nada preocupado por perder su empleo.
En suma, mayor dolor físico, menores niveles de satisfacción y mayor preocupación de pérdida del empleo van configurando un panorama laboral que en términos de vivencia subjetiva no pareciera ser la más Las posibilidades percibidas de encontrar un buen trabajo tienen un comportamiento bastante similar al constatado en el indicador asociado a la preocupación de perder el trabajo actual. Casi un 20% de las personas ocupadas entrevistadas dicen que no tienen ninguna posibilidad de encontrar un buen trabajo. Es clara la diferencia en esta posibilidad entre los distintos segmentos de personas trabajadoras: entre las personas de nivel educativo bajo las posibilidades de conseguir un buen trabajo son casi inexistentes para 1 de cada 4 personas trabajadoras.
Por último, hay que señalar que también aparecen diferencias por nivel educativo en el vínculo de las personas trabajadoras con la acción colectiva. Los y las trabajadoras de niveles educativos más bajos tienen un menor contacto con la acción colectiva que el resto. Muy probablemente esto tenga que ver con las propias características de la inserción de las personas con menor nivel educativo, más lejana a las posibilidades de conectar con trabajadores organizados, puesto que la probabilidad es mayor cuando el trabajo es formal y la actividad se desarrolla en empresas de tamaño mediano y grande. Esto puede ser una barrera para los trabajadores de niveles más bajos dado que no suelen estar insertos en organizaciones de este tipo, y su trabajo es de peor calidad (más informal y menos estable), como ya es sabido.
Comentarios finales
En este breve reporte se buscó compartir una serie de indicadores que ponen el foco sobre aspectos relevantes del mundo del trabajo. Contribuyen, y dan contexto, a las discusiones actuales sobre diferentes temas como las posibilidades y consecuencias del cambio tecnológico, la capacitación, y la acción colectiva.
Los datos muestran la necesidad de seguir investigando estos aspectos, en la medida que esto tiene que ver con las posibilidades de desarrollo e inserción internacional del país en el mercado global, por un lado, y por otro, de similar o mayor importancia, porque hace a la cotidianeidad de las personas trabajadoras.
Requiere prestar atención a las vivencias porque el trabajo, como puede intuirse y experimentarse, es bastante más que la realización de una tarea. En él los trabajadores pueden expresarse de una forma transformadora, y también se establecen determinadas formas de relacionamiento y de negociación entre personas que tienen distintas preocupaciones sobre su estabilidad y posibilidades de acceder a buenos trabajos, distintos grados de satisfacción, experiencias distintas sobre dolores físicos y estados emocionales. No puede seguir siendo conceptualizado y abordado de forma homogénea, requiere que se reconozcan sus múltiples diferenciaciones y las consecuencias de estas al momento de pensarse cualquier acción, ya sea sea una política, una comunicación o una capacitación. Además, esto que sucede a nivel general, también ocurra a la interna de las organizaciones, en las empresas también hay diferencias que suelen no ser tenidas en cuenta.
Como se ha podido ver quienes tienen menor nivel educativo están en una peor situación en todos los aspectos evaluados, no parece ser posible seguir avanzando sin hacer un esfuerzo por comprender las lógicas sociales que están detrás de estas brechas dado que este diagnóstico esta vigente desde hace años.
FICHA TÉCNICA
Los datos presentados forman parte del Monitor de Trabajo de Equipos Consultores, y surgen de las mediciones realizadas en enero y junio de 2022 y abril de 2023. Todas las mediciones del Monitor fueron financiadas por Equipos Consultores.
Las mediciones de enero y junio de 2022 se relevaron mediante una encuesta web basada en una muestra no probabilística utilizando la publicidad en redes sociales (Facebook e Instagram) para su distribución, y toma como referencia a la población ocupada mayor de 18 años residente en Uruguay. La muestra se ajustó para representar a la población de interés en un conjunto de variables sociodemográficas y laborales tomando como parámetro la Encuesta Continua de Hogares 2019 (INE), entre las que se destacan las variables género-edad, región, nivel educativo, condición de ocupación y sector de actividad. El tamaño muestra total es de 1558 personas ocupadas al momento de la encuesta (782 casos corresponden a la medición de enero de 2022 y 776 casos corresponden a la medición de junio de 2022). Ambas mediciones del Monitor fueron financiadas por Equipos Consultores.
La medición abril de 2023 se realizó mediante una encuesta telefónica a celulares a población ocupada mayor de 18 años residente en Uruguay. La muestra se conforma por discado aleatorio (RDD) dentro de cada prefijo de las compañías que proveen el servicio de telefonía celular. El tamaño de la muestra fue de 368 casos de personas ocupadas. Posteriormente la muestra se pondera por edad, género, región, nivel educativo y condición de ocupación con base a la Encuesta Continua de Hogares 2022 del Instituto Nacional de Estadística.
Artículo escrito por María Julia Acosta